El pasado 25 de noviembre de 2013, los alumnos y alumnas de Secundaria del IES Pirámide de Almudévar, en un acto organizado por el Area de Servicios Sociales de la Comarca Hoya de Huesca / Plana de Uesca, plantaron en el patio del centro un árbol en memoria de las mujeres que sufren violencia en el mundo. En el mundo lejano y en el mundo más cercano.
Ellos y ellas han reflexionado estos días en el Instituto sobre qué es la violencia de género, cuáles son las formas en las que se manifiesta y la importancia de acompañar y proteger a quienes la sufren de una forma u otra. Han plantado un LAURELERO, un árbol con un gran significado y misticismo. Los emperadores romanos, los sabios, los filósofos y los vencedores de cualquier competición adornaban sus cabezas con una corona de laurel, símbolo de poder, sabiduría y victoria. Poder, EMPODERAMIENTO, como la capacidad que tenemos las personas para decidir sobre nuestra propia vida, sin imposiciones, desde el respeto y el cuidado a uno/a mismo/a y a los demás; SABIDURIA para distinguir las conductas violentas de las que no lo son, cómo me pueden afectar y protegerme; VICTORIA de las relaciones de buen trato sobre las de mal trato, de la igualdad sobre la desigualdad.
Los chicos y chicas más jóvenes no están libres de relaciones basadas en el mal trato: los insultos, los desprecios, el control sobre su vida (la ropa que se ponen, con quién tienen que relacionarse...), el aislamiento de sus amigas o amigos, los celos mal gestionados, las llamadas constantes a través del teléfono móvil (dónde estás, con quién estás, cómo te has vestido hoy, a dónde vas...). Quizás ellos y ellas nos son conscientes de que esta forma de relacionarse está basada en el poder que ejercen los chicos sobre las chicas, y por lo tanto, son relaciones en las que reina la desigualdad.
El laurelero ha sido plantado en el patio del instituto junto a un cartel que conmemora este acto y en el que se puede leer la parte de un discurso del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon: La violencia contra las mujeres suele ser una de las formas más odiosas, sistemáticas y frecuentes de violación de los derechos humanos en el mundo. Es una amenaza para todas las mujeres y un obstáculo para todos nuestros esfuerzos de desarrollo, paz e igualdad entre hombres y mujeres en todas las sociedades.
A ellos y ellas les corresponde cuidar este laurelero, como las relaciones basadas en el buen trato, para que se haga fuerte.
La violencia se aprende. Las relaciones de buen trato, también.