La localidad se sitúa en un declive ondulado a la derecha del cauce del río Guatizalema. La localidad es citada documentalmente desde 1097, al ser donada al Monasterio de Montearagón. Perteneció después a la Orden de San Juan de Jerusalén, pasando a ser propiedad luego de los marqueses de Coscojuela y los condes de Fuentes. Es cuna del ilustre pedagogo D. Felipe Martín del Campo.