El Festival EnClaves, que organiza la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca, se desarrollará entre el 13 y 28 de julio. Uno de sus proyectos complementarios, el programa ‘Mirada EnClaves’, abre la puerta a la perspectiva del artista de la imagen sobre la relación entre música, patrimonio y territorio.
El Festival de Música y Patrimonio EnClaves, que organiza la Comarca Hoya de Huesca|Plana de Uesca en colaboración con la Diputación de Huesca, la Diócesis de Huesca y distintos ayuntamientos de la Hoya, se desarrollará entre el 13 y el 28 de julio con un destacado avance en la propuesta musical y manteniendo las dos tres iniciativas complementarias que ya se impulsaron en la anterior edición de 2017: el Curso de Canto Coral, que en pocas horas cubrió todas las plazas disponibles, el proyecto Factoría EnClaves, en el que se citan artistas profesionales vinculados al Alto Aragón para le generación de un proyecto propio del festival, y el programa Mirada EnClaves, en el que a creadores de la imagen se les propone el desarrollo de un proyecto artístico que lancen una “mirada” personal y contemporánea sobre la relación entre música, patrimonio y territorio.
En 2017, el Festival EnClaves inició la andadura de ‘Mirada EnClaves’ con la participación del fotógrafo Álvaro Calvo. Él fue el encargado de confeccionar el cartel de la pasada edición y de elaborar una exposición que itineró con cada uno de los seis conciertos del festival. En 2018 la propuesta ha sido lanzada al tándem Fernando Gatón y Marta Javierre, quienes, además de dar forma a la imagen de EnClaves 2018, también han realizado un trabajo audiovisual que, bajo el título Tropos, recorrerá todas las localidades y espacios monumentales que visita este ciclo de música y patrimonio de la Hoya de Huesca.
Fernando Gatón y Marta Javierre (Travesía Audiovisual) caracterizan sus obras por fundamentarlas en la investigación, la observación y el análisis crítico de la realidad que observan, siendo capaces de sintetizar en el detalle y la sutileza la relación entre el individuo, la cultura popular, la memoria y el contexto espacial en el que se encuentran todos estos factores. Esta visión artística y documental ha quedado perfectamente reflejada en proyectos como ‘Huesca sonora’, ‘Letreros: ecos en la montaña’, ‘Jai Alai. Deporte, cultura y libertad’, ‘España baila. De la vaca lechera al aserejé’, ‘Lugares vividos’ o ‘Sabor y souvenir’.
En esta ocasión su videocreación se presenta bajo el sugerente y muy acertado título Tropos. Este proyecto incluye el diseño de la imagen del cartel del Festival EnClaves y un proyecto audiovisual que se acerca a los espacios en los que discurrirá la presente edición del ciclo de música y patrimonio de la Hoya.
Tanto el cartel como la videocreación parten de lo fragmentario, del detalle inesperado, de ese rasgo concreto que encuadrado y fijado con precisión adquiere un valor semántico inesperado y esclarecedor. La imagen del festival ha tomado un fragmento de un cantoral cuya vitela rasgada fue reparada con hilo. Sin duda, el patrimonio intangible de la música y tangible del cantoral se dan la mano y muestran el esfuerzo por preservarlo y transmitirlo, tanto desde el erudito que creó y copió las notas sobre el pergamino como el artesano que se afanó en garantizar su supervivencia, dotándolo de una nueva personalidad.
Fernando Gatón y Marta Javierre han tomado el término tropos como representativo de su obra por su polisemia, ya que tanto es una composición breve musical de la Edad Media como un recurso literario en que una palabra se emplea con sentido distinto del que propiamente de corresponde. Así música, metáfora y metonimia se dan la mano.
En este sentido, como los propios autores exponen “El tratamiento visual parte de lo fragmentario, del detalle inesperado, para ir tramando una narración poblada de huellas, lugares y sonoridades que se van entrelazando dando forma a un paisaje reconfigurado.
En la observación de los trazos, de los segundos planos, el rastreo de los márgenes, las marcas de los materiales, el reencuadre de lo reconocido y lo diferente, en la extrañeza de su inquietante familiaridad, buscamos mecanismos visuales y narrativos que contribuyan a desarrollar el relato en el camino. Un montaje visible, una estructura interrumpida, repleta de fracturas, un viaje con paradas, pausas y repeticiones.
Partiendo de una serie de intuiciones visuales y temáticas, la búsqueda que planteamos en este trabajo precisa la colaboración del espectador; anulando distancias, nos disponemos a pensar con las imágenes durante todo el trayecto, a medio camino entre lo documental y lo experimental.
La fragmentación y el montaje nos permiten extender y entrelazar imágenes en distintas líneas temporales, proponiendo una experiencia visual que se aproxima al arte como espacio de diálogo entre pasado y presente. Una experiencia compartida que alterna la percepción de lo figurativo y lo abstracto en estos lugares que acumulan historia y emociones. El alejamiento de una visión meramente descriptiva de esos espacios induce a cada espectador a una lectura individual desde la proximidad de la mirada”.
